
Dicen que cuando se llega a un país extranjero uno tiene dos opciones: Ser un turista o ser un viajero. El turista es el que se limita a contemplar lo que le rodea. El viajero, en cambio, no sólo explora el espacio físico: penetra también en el espacio mental de la otra cultura. O mejor dicho, deja que los esquemas mentales de la otra cultura le invadan. El viajero permite que los lugares le transformen y no permanece inmutable, porque compara sus valores, ideas y conceptos con los de cada lugar, y evoluciona cada vez que descubre y adquiere uno de estos elementos de la otra cultura para sí mismo.
Desde Alemania, intento ir más allá de cervezas, salchichas y brezen. Es un intento de entender cómo la cultura ajena nos transforma y de explorar la manera en que vivir en el extranjero afecta a nuestra identidad. Tengo la sensación de que uno es más consciente de qué elementos forman el "Yo" cuando se está en otro lugar ...
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